viernes, 11 de enero de 2013

Con un remo cada uno...


David Botía inicia con esto:

“Con un remo cada uno
en la misma barca viajaban,
ambos brazos eran necesarios
para coordinar el vaivén obligado
según las aguas ora tranquilas ora imprevistas
intentando que la corriente
no les dominara
y a donde ambos quisieran...
dirigirse.

Inevitablemente unas sonrisas,
algunos suspiros, muchos sudores,
bajo el sol o la lluvia o el viento
cada cual en su sitio
sin dejar su animado remar
alimentados por unas palabras de aliento
cuando con su reojo
o su mirar directo
detectaban cansancio, hambre o sed.

A veces se paraban, dormitaban, se alimentaban
pero siempre cansados de tanto huir
de esas corrientes que les invitaban
a dejarse llevar, a colmar con descanso
lo que de ir con ellas
sería fluir.

Pero ellos, habían decidido navegar
por procelosas aguas
por tranquilos estuarios
por lagos vírgenes
por playas abarrotadas
o por costas de insólitas sirenas...

No querían dejar un sitio sin sellar
con el amor
con el que antes del diario remar
hacían vehementemente.”


Alejandra Morales contesta:

con un brazo cada uno,
con un solo ojo,
con este cuerpo solo,
con este medio corazón que les quedaba,
izaron pañuelos como velas,
y en su cascara de nuez
se hicieron otra vez al mar.

y eligieron la sal,
y sonrieron porque nada supo más dulce,
y durmieron para alcanzar los sueños,
y amanecieron para abrazarlos,
lejos,
lejos de los cantos de sirenas,
cerca,
cerca del poema de las manos,
lejos,
lejos de la seguridad de los puertos,
cerca,
cerca del secreto del trueno,
cerca,
cerca de las tempestades,
lejos,
definitivamente lejos
de esa quietud del corazón
que a veces se parece a la nada,
a lo oscuro y voraz del oceano.

con un brazo,
con un ojo,
con cada hueso cansado,
a deshora
el de mañana
ella de noche.
Con el corazón que les quedaba,
unieron sus orillas
con palabras,
con botellas que arrojaban al mar

Mariangeles Ibernón Valero aporta:

Y al despertar de la luna,
mi cuerpo buscaba tu cuerpo,
ambos cuerpos, sólo un cuerpo.
Pieles entrelazadas
Anudando miradas
Dibujando con los dedos
Claras olas que acompasaban.
Sentir gemir profundo,
profundo como el océano
que fluye por mi vientre,
humedo de amor por ti.
Pasión incontrolada
Resquicio donde habitas
Y calmas tu sazón
Rincón donde te escondes,
y entregas al amor.

La noche va marchando ,
los rayos queman ya.
En esta barca sin deriba
Fusión de almas van.
@[1773914047:2048:David Botía] inicia con esto:

“Con un remo cada uno
en la misma barca viajaban,
ambos brazos eran necesarios
para coordinar el vaivén obligado
según las aguas ora tranquilas ora imprevistas
intentando que la corriente
no les dominara
y a donde ambos quisieran...
dirigirse.

Inevitablemente unas sonrisas,
algunos suspiros, muchos sudores,
bajo el sol o la lluvia o el viento
cada cual en su sitio
sin dejar su animado remar
alimentados por unas palabras de aliento
cuando con su reojo
o su mirar directo
detectaban cansancio, hambre o sed.

A veces se paraban, dormitaban, se alimentaban
pero siempre cansados de tanto huir
de esas corrientes que les invitaban
a dejarse llevar, a colmar con descanso
lo que de ir con ellas
sería fluir.

Pero ellos, habían decidido navegar
por procelosas aguas
por tranquilos estuarios
por lagos vírgenes
por playas abarrotadas
o por costas de insólitas sirenas...

No querían dejar un sitio sin sellar
con el amor
con el que antes del diario remar
hacían vehementemente.”


@[100000914084820:2048:Alejandra Morales] contesta:

con un brazo cada uno,
con un solo ojo,
con este cuerpo solo,
con este medio corazón que les quedaba,
izaron pañuelos como velas,
y en su cascara de nuez
se hicieron otra vez al mar.

y eligieron la sal,
y sonrieron porque nada supo más dulce,
y durmieron para alcanzar los sueños,
y amanecieron para abrazarlos,
lejos,
lejos de los cantos de sirenas,
cerca,
cerca del poema de las manos,
lejos,
lejos de la seguridad de los puertos,
cerca,
cerca del secreto del trueno,
cerca,
cerca de las tempestades,
lejos,
definitivamente lejos
de esa quietud del corazón
que a veces se parece a la nada,
a lo oscuro y voraz del oceano.

con un brazo,
con un ojo,
con cada hueso cansado,
a deshora
el de mañana
ella de noche.
Con el corazón que les quedaba,
unieron sus orillas
con palabras,
con botellas que arrojaban al mar

@[100002806101401:2048:Mariangeles Ibernón Valero] aporta:

Y al despertar de la luna,
mi cuerpo buscaba tu cuerpo,
ambos cuerpos, sólo un cuerpo.
Pieles entrelazadas
Anudando miradas
Dibujando con los dedos
Claras olas que acompasaban.
Sentir gemir profundo,
profundo como el océano
que fluye por mi vientre,
humedo de amor por ti.
Pasión incontrolada
Resquicio donde habitas
Y calmas tu sazón
Rincón donde te escondes,
y entregas al amor.

La noche va marchando ,
los rayos queman ya.
En esta barca sin deriba
Fusión de almas van.


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